SANTO DOMINGO.-Moradores y residentes de Ciudad Satélite Duarte Segunda Etapa denunciaron que son afectados por la construcción de un play que, de manera improvisada y violando todas las normas de seguridad, ha sido habilitado en pleno residencial, sin que la empresa responsable del proyecto se interese en corregir la situación.
El play de jugar softball fue habilitado de forma irresponsable en la calle principal del sector, en un terreno donde, según se concibió en el proyecto residencial, sería construida una plaza comercial, frente a las casas que componen la manzana 81.
La situación se torna preocupante, dado el hecho de que la zona no está concebida para que en el lugar funcione un play de jugar beisbol o softball, ya que las pelotas caen por las casas y las calles, incluso, ya han roto los cristales a varios vehículos estacionados en las residencias.
Los vecinos explicaron que como el lugar no está habilitado para practicar ese deporte, las bolas de foul caen en los patios y chocan contra los vehículos, pero como no hay paredes ni otra ninguna protección, los transeúntes se ven en peligro de ser golpeados por una de las pelotas cuando son bateadas de rolling.
La construcción o habilitación del play ha sido impuesta por encima de los dueños del proyecto, la empresa Corporation Delta-Intur, que pese a las quejas expresadas por residentes afectados, no han hecho nada para recuperar su terreno y corregir la situación.
Según la denuncia, ante la impotencia de los residentes, principalmente, en la manzana 81, se ven obligados a trasladar los vehículos de sus marquesinas para evitar que les rompan los cristales, pues los foul caen por donde quiera.
Otros, han optado por no dejar salir a sus hijos a la calle por temor a que sean golpeados por uno de los batazos que salen de foul. El principal responsable de la construcción del play es un hombre identificado como Pedrito, quien junto a otras personas se ha adueñado del lugar.
Denunciaron que las personas que acuden a jugar al referido play no son afectadas por esa práctica, ya que las pelotas no caen sobre sus casas ni rompen los cristales a sus vehículos, pero se tornan agresivas y amenazantes cuando algunos de los vecinos protestan o se oponen a la práctica de ese deporte.
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