
La investigación, realizada en Austria, ha producido un fenómeno que nunca antes había sido observado: el agua, contenida en dos cubetas de laboratorio separadas un milímetro la una de la otra y sometida a cargas eléctricas positiva y negativa, se salió de dichas cubetas para unirse entre ellas formando un puente de hasta 2,5 centímetros de longitud durante 45 minutos.
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